La conferencia de Pedro Sánchez en el Liceu de Barcelona el pasado 21 de Junio titulada: “Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España”, supone una apuesta por la concordia y los valores constitucionales, tejidos con muchos esfuerzos durante la Transición. El Presidente recordó a Manuel Azaña en los debates sobre el Estatuto de 1932: “Ningún problema político tiene escrita la solución en el código del patriotismo”. Se trata de una iniciativa conciliadora ante la fractura actual. Cristaliza la “firme apuesta” para resolver un largo conflicto territorial, recientemente radicalizado en torno al Referéndum unilateral del 1-O de 2018:

  • Se fundamentan en el “interés general” y la “utilidad social”. Una medida “útil para la convivencia”
  • “Son un primer paso: No podemos empezar de cero, podemos comenzar de nuevo y hacerlo mejor esta vez”

Para los nacionalistas, este evento fue un acto de propaganda, con la única protesta pública de ANC y la CUP en la Rambla. Con todo, para el independentismo son una solución incompleta: su alternativa sigue siendo la amnistía y un referéndum pactado (autodeterminación). Si bien en las filas de ERC se reconoce que los indultos facilitarán el diálogo, no sucede lo mismo con JxCat que considera que “cuanto peor, mejor”.

Ahora, el Consejo Ministros del 22 Junio, ha aprobado la concesión de indultos a los nueve dirigentes independentistas del Procés condenados por sedición. Son una medida constitucional, de legalidad, con expedientes individualizados, documentados y motivados para evitar que prosperen posibles recursos. Esta iniciativa va dirigida no sólo a los afectados, sino a otros catalanes que apoyan y defienden el proyecto independentista.

Hay que reconocer al Presidente esta arriesgada apuesta, asumiendo el coste mediático y político que pueda conllevar tanto al interior del PSOE como ante la sociedad española.    La derecha, sobre todo el PP, se ha visto sorprendida por los apoyos de la derecha económica catalana (Foment, Cercle d´Economia) y española (CEOE), además de la jerarquía católica (la catalana primero y después la española), dejando al PP en una situación incómoda, sin alternativas (más allá de la judicialización) al conflicto catalán. Las expresiones utilizadas por el PP, tanto ahora con Casado como antes en tiempos de Rajoy son desmesuradas (“suponen un cambio de régimen”, “desacato a la legalidad”, “Gobierno sin principios”) compitiendo en este tipo de lenguaje con VOX.

La defensa de los indultos son una acción de coraje, inteligencia y respeto a los catalanes (a los independentistas y a los que no lo son) que, sin duda, marcarán un punto de inflexión en las relaciones Gobierno-Catalunya. Son sólo un punto de partida, con resultado incierto; reconstruir la confianza entre Catalunya y España a través del diálogo, la negociación y el pacto sólo tienen un límite: la C.E. No se exige a los independentistas que “cambien sus ideales”.

El PSC, ahora tiene un espacio de alternativa en la apuesta por la España Federal. Una salida lógica al conflicto, aunque a largo plazo. Necesita madurar tanto el PSOE, como otras fuerzas políticas, incluido el PP. Es necesaria una “reordenación competencial” del título VIII de la CE, cuyo desarrollo ha venido desarrollándose de forma improvisada.

Ahora queda completar la agenda con el encuentro Sánchez-Aragonés en Moncloa para poner en marcha durante dos años la Mesa de Diálogo Gobierno-Generalitat y que debería, en paralelo, contar con una convocatoria por parte de la Generalitat de una mesa de diálogo de partidos con representación en el Parlament lo que generaría una dinámica de diálogo transversal.

No va a ser fácil la convergencia, pero los indultos ayudan y el concurso responsable de líderes, medios de comunicación, ciudadanía…también ¡Es el momento del compromiso y de la pedagogía política!

(Gráficos: Fuente, CIVIO y «EL PERIÓDICO»)

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