José Martínez Olivares

La sentencia contra Tramp del Tribunal Supremo, solo moral, me recuerda aquellas sentencias saldadas con la multa de una peseta, para señalar la falta de ética, que no delito, del impulsor de la denuncia. Es curioso que en EE. UU. un delincuente convicto puede ser presidente y personajes como Musk y anteriormente Kissinger no, porque no han nacido en los EE. UU.
Los jueces que practican el activismo político, que haberlos hailos, siguen con su cruzada antisanchista, buscando yo qué sé, en parameras y barbechos, mientras permiten que un delincuente como MAR, continúe delinquiendo, mintiendo en el Supremo, según han demostrado los periodistas de la SER y del Diario.es.
¿La humanidad no tiene memoria y es incapaz de aprender las lecciones? Si la tiene pues la historia da refrendo a lo acaecido y el hombre también aprende de estas experiencias ¿Por qué entonces repite las pautas de comportamiento y los errores? Por las razones que aducen Huxley y Ferlosio: el hombre no es libre de las ataduras con origen cultural y antropológicas, de su adoctrinamiento filosófico, de los conceptos abstractos que nublan su entendimiento y de su propia naturaleza, en la que la ambición de poder, la avaricia y el deseo ejercen una fuerza que va más allá que los dilemas morales y el impulso ético.