ALFREDO LIÉBANA COLLADO. Profesor

Esta es la estrategia en el debate político actual en la derecha, primero no se reconoce el resultado de las urnas, endiablado, cierto, pero es la voluntad de los españoles. Mantener con persistencia estupideces como que la lista más votada tiene que gobernar en un sistema parlamentario donde las reglas son el acuerdo entre los grupos, algo además tan beneficioso para el entendimiento en un país tan heterogéneo como el nuestro, donde los partidos nacionalistas han tenido un peso sustancial en la actividad pública, tanto gobernando la derecha como la izquierda.

             

La situación de tensión permanente desbocada sobre todos los temas ha llegado hasta el extremo, que de tanto echar leña al fuego, se ha creado una dinámica de barra libre que se ha llegado hasta entrar en el terreno personal y no político, algo que no debería de ocurrir nunca, porque bastante tensa es la actividad pública como para llegar hasta ese extremo. Lo que se consigue con esto, es que los más adecuados huyan de esa responsabilidad, lo que es muy negativo para todos, es imprescindible retomar un cierto nivel de prudencia y sosiego.

Es cierto que no todos tienen la misma responsabilidad, siempre al que gobierna se le hacen más críticas, algo lógico, pero hace tiempo que la oposición no hace otra cosa que discutir la legitimidad del resultado electoral, no aceptar la opinión expresada libremente de sectores significativos de la sociedad, al final lo que ocurre es que se deslegitima el sistema, lo que es muy grave. La oposición de derechas demuestra sus raíces constitucionales, hay que recordar que el PP tiene más peso del grupo minoritario AP (ampliamente dividido) que de aquel grupo mayoritario UCD.

La situación internacional con dos conflictos bélicos abiertos estancados, que pueden provocar una deflagración mundial de incalculables consecuencias, en ambos está incluida España, aunque de diferente manera, en el conflicto ucraniano forma parte por la actitud unitaria de la UE, mientras que en el palestino-israelí hay una división evidente de los europeos, pero el protagonismo asumido por nuestro país en defensa de la paz y de un reconocimiento justo de los palestinos como interlocutor en una solución de futuro que permita superar el estancamiento producido desde los acuerdos de Oslo. El papel de la ONU como mediador ha quedado bloqueado por EEUU en reiteradas ocasiones, a pesar de la abrumadora mayoría de países que aprueban su reconocimiento como Estado independiente.

Ante esto, los españoles nos enteramos de que nuestro presidente que ha desempeñado una importante labor en su presidencia europea y también muy relevante en la búsqueda de la paz en palestina aunando a algunos países europeos, se encuentra abrumado por una denuncia sobre su pareja, realizado por un grupo ultra, basado exclusivamente en recortes de periódicos, que no hacen otra cosa que buscar sin encontrar puntos débiles en una gestión del gobierno ya que está consiguiendo una elevadas cotas en el aumento del empleo y mejoras económicas significativas en las variables de crecimiento económico.

Ante la tensión producida por esta circunstancia del planteamiento de su posible dimisión, comprensible en lo personal, no cabe otra actitud como ciudadano que animarle a superar esta situación, en beneficio suyo y del país al que se debe, tanto él como al apoyo ciudadano que le hizo alcanzar la labor de gobierno.