Jorge Tinas Gálvez

 

Los registros de altas temperaturas este verano en USA, Asia y Europa evidencian la emergencia climática y llevan al planeta a un terreno desconocido, porque la situación  está alejada del acuerdo de París de no superar los 1,5 ºC, ya estamos en más de 1,1ºC cada año , por encima de los niveles preindustriales.

En el caso de España la ola de calor alcanzó nuevos records de temperaturas, en Figueras, se superaron los  45 ºC, el valor más alto alcanzado nunca al norte de la Península. Después hemos vivido lluvias torrenciales y catástrofes naturales cada vez con mayor frecuencia. Esta situación ha coincidido con los intensos debates políticos derivados de las campañas electorales que hemos tenido este año y pese a lo Indiscutible de la  relevancia del asunto, éste apenas ha participado de tales debates. Por el contrario lo único que se ha puesto de manifiesto ha sido la voluntad de los Gobiernos regionales y locales del PP y Vox, recientemente constituidos, de retrasar o no aplicar las exigencias de la U.E. y los contenidos de la Ley de Cambio Climático en relación con la lucha  contra el mismo.

Si en el ámbito nacional este grave problema parece haber desaparecido de la agenda y la cada vez más complicada situación en la política internacional hace que resulte casi inoportuno volver a insistir en la urgencia de las acciones para evitar ese límite de 1,5ºC, que los científicos consideran como el límite que no debe superarse, debemos no olvidar que para las Naciones Unidas el cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta la humanidad.

Hemos de ser conscientes que para cumplir con ese límite  es imprescindible alcanzar unas emisiones CERO para 2050, a lo que solo se puede llegar mediante una intensa descarbonización de los sectores energéticos, en un momento en el que el  consumo energético global ha aumentado a niveles sin precedentes, multiplicándose por más de cinco entre 1950 y 2019, por las exigencias del desarrollo económico y el aumento de la población. Ello ha sido posible  gracias a los combustibles fósiles, que según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) suponían el 82% en 2021, pero cuyo consumo será necesario transformar en energías renovables, triplicando la potencia actual de las mismas, según declaraciones del director actual de la propia AIE, Fatih Birol, en su reciente visita a Madrid. Esas transformaciones no serán fáciles, ni social ni económicamente, pero sí urgentes.

Al hablar de los efectos económicos es inevitable hacer referencia al conocido Informe “Stern”, realizado por Sir Nicholas Stern en 2006 para el gobierno del Reino Unido cuya   conclusión fundamental era:  “Se necesita una inversión del 1% del PIB mundial (en la última revisión es ya del 2%) para mitigar los efectos del cambio climático y de no hacerse, el mundo se expondría a una pérdida permanente del 5% del PIB global, pudiéndose alcanzar con el tiempo hasta el 20%

Aunque las políticas conservadoras sigan siendo reticentes a los fuertes cambios que la transición ecológica requiere, como se muestra en España y lo ocurrido en Bruselas cuando la industria del automóvil ha conseguido retrasar en dos años la entrada en vigor de las normas sobre las emisiones del tráfico rodado, el clima no espera. Debemos ser conscientes de los esfuerzos económicos que un cambio tan radical requiere, porque según las conclusiones de expertos del G-20  para la reciente reunión entre el FMI y el Banco Mundial, el mundo necesitará 3,8 billones de euros para afrontar el Cambio Climático y hasta el momento solo se han movilizado unos 160.000 millones. Para obtener tan enorme cantidad de recursos serán necesarias modificaciones financieras, nuevos impuestos al carbono y una estrecha  colaboración de los sectores públicos y privados.

Para alcanzar los objetivos climáticos se va a necesitar alcanzar difíciles  equilibrios entre los esfuerzos fiscales y las políticas sociales que se apliquen, porque la transición ecológica o  se hace con justicia social o no se hará.

Es evidente que hay debates aún más relevantes que los que nos abruman cada día y para abrir esta nueva temática , en línea con lo aquí iniciado, podremos analizar los efectos y oportunidades que se abren con los Proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica ( PERTE ) ante los retos climáticos en España.