JORGE TINAS GÁLVEZ.  Exconcejal del Ayto. de Madrid

 

 

 

 

Para alcanzar Ítaca, Ulises tuvo que moverse entre ambos para no zozobrar, pero él no tenía prisa, porque le esperaba una fiel Penélope,  ahora nuestro héroe si tiene la urgencia de alcanzar el gran hito del camino,  la aprobación de los PGE y para ello tiene que contar con el apoyo de una Cámara en la que un tercio de la misma carece de la lealtad al Estado que este tránsito requeriría y otra parte de ella solo piensa en cómo buscar su hundimiento. La situación es tan extrema  como la del más famoso viaje del mundo clásico.

Muchos opinan que no se deben hacer aproximaciones a quienes  dicen estar en el centro y en la moderación, porque realmente  son solo el borde del gran remolino que se tragaría cuantas propuestas de progreso se iniciaran, pero en el otro lado del estrecho no hay menos riesgos, porque el falso atractivo de esa opción ya se sabe que oculta, hambrientas cabezas cuyo objetivo final no es otro que la sustitución de un modelo que ellos llaman obsoleto y corrupto, por otro pleno de incertidumbre y de propuestas que solo pueden conducir a una mayor fractura, si aún cabe, de nuestra sociedad.

En medio de la tormenta perfecta, el capitán de esta nave, acuciado por la crisis sanitaria y la peor situación económica que se recuerda necesita de la ayuda de Europa, para evitar la catástrofe que supondría un aumento de la  pobreza, cuando esta ya ha alcanzado en el país niveles impensables hace solamente unos meses. Esas ayudas requieren, sin falta, de unos nuevos presupuestos y alcanzarlos ha exigido navegar en medio de una mar embravecida y  hacerlo entre Escila y Caribdis.

Muchos son los riesgos asumidos, porque no podemos olvidar que en la política democrática los gobiernos caen antes que por cometer errores, por mentir y aún están en la mente de muchos cuantos afirmaciones rotundas se hicieron que ahora se han olvidado y aunque pueda creerse que el camino hasta Itaca esta expedito las cabezas caninas de Escila ya han mostrado su auténtica faz. El objetivo final de estos apoyos no está en la superación de las insostenibles necesidades sociales del país sino, tal como han manifestado con el mayor de los cinismos, en el peldaño necesario para alcanzar sus pretensiones rupturistas con ese Estado que desprecian.

Parecen salvados los primeros escollos, pero es imprevisible saber cuál será el coste y muchos somos los que vemos con honda preocupación la gobernabilidad futura de nuestro país, afectado por la amenaza permanente de la desarticulación y sumido en la mayor crispación conocida. Es evidente que debemos confiar en ese Partido, el PSOE, que históricamente mejor defendió los intereses de España, pero desde su propia identidad, eludiendo cuantas tentativas de desnaturalización acechan, porque recordando a Ulises hay que no escuchar los cantos de sirena de esos que solo nos  pueden conducir a que  este difícil viaje  concluya sin alcanzar los objetivos políticos y sociales ansiados , además de llevarnos hacia los más inciertos destinos.