José Martínez Olivares

La Dana nos transporta sin remedio al otoño que, aunque cronológicamente entra mañana el meteorológico ya lo tenemos desde hace tiempo instalado y los truenos se suceden sin solución de continuidad en todas partes. La incontinencia verbal, más bien diría la verborrea de los políticos españoles no está acorde a la realidad. Por los discursos parece que estemos atravesando la laguna Estigia rumbo al inframundo y todos los males del Hades caerán sobre nosotros. Eso nos pasa por ser infieles; si fuéramos creyentes, no sería necesaria una amnistía, bastaría con la comunión.

159 Darle la vuelta a la tortilla

En la foto histórica de la tortilla de Pablo Juliá que encabeza este artículo aparecen varios dirigentes del PSOE. En la foto Felipe González, Luis Yáñez, Manuel Chaves, Carmen Romero y Alfonso Guerra entre otros aparecen relajados durante un picnic en los campos sevillanos. Mucho ha llovido desde aquel día y mucho ha cambiado la sociedad española, aunque algunos, firme el ademán, siguen fieles al credo de la iglesia que fundaron por entonces. Aunque esa iglesia no careció de cismas; el poli bueno y el malo se han reunido de nuevo, no sólo para hablar del libro del segundo, sino para seguir clavándole espinas a Pedro Sánchez, ese atrevido que osó plantarles cara y evitar que le dieran la vuelta a la tortilla como cincuenta años atrás. Como las aguas del socialismo andaluz andan revueltas y solo Moreno Bonilla les aplaude el discurso, han venido a Madrid y se han rodeado en el Ateneo de su cohorte más fiel: José Luis Corcuera, Tomás Gómez, Javier Fernández —el presidente de la gestora que en su día defenestró a Pedro Sánchez— o el recientemente expulsado Nicolás Redondo. Y los dos barones territoriales peleados con Sánchez, el castellano-manchego Emiliano García-Page y el aragonés Javier Lambán. Sólo faltó Leguina.

Juntos en el afán y presidiendo la mesa, le lanzaron varias lindezas a Sánchez, el para ellos verdadero culpable de los males de España y del partido: El perdón a los líderes del procés sería “una humillación deliberada a la generación de la Transición”, una “condena a la democracia” perpetrada por “esos jóvenes inmaduros que empezaron en 2015 con la nueva política y que no es otra cosa que una estafa descomunal” “No sentir a España como algo que llevas dentro, eso no es de izquierdas, eso es de gente muy reaccionaria que no entiende nada. De gente ignorante”. No lo era al parecer el auditorio babeante que aplaudió a rabiar cuando el exvicepresidente apuntilló que Sánchez es “disidente y desleal” Los años maduran los buenos vinos, pero a otros, la vejez llena de telarañas el cerebro y las cataratas le impiden ver lo que pasa a su alrededor.

Desde mi trinchera

Sobrado de rabia y de memoria

Me incorporo impelido a la batalla

Sin temer los embates enemigos.

-¡Malhaya!-

Tratando de medrar en la pelea,

Contra aquellos que fueron mis amigos,

Con el verbo como principal bagaje

Y la decencia como única bandera.

 

No reconozco ya el discurso

Ni los rostros que dibujan la traición,

El de aquellos que comulgaban

-Y penaban-

Con mi credo y mi pasión,

Y juntos quisimos asaltar el cielo

-Pasando primero por el infierno-

Aquel que pueblan los de siempre,

Los que pagan ahora vuestra acción

Con sonrisa complaciente.

 

Compañeros antaño de viaje

Que cambiaron en marcha el tren,

Buscando abrevar en recónditos parajes,

Que sólo a las hienas favorecen.

 

Necios menestrales que quieren guardan sus viñas,

Otorgando pleitesía al señor al que negaron,

Porque los predios no se salvan con las riñas,

-Ni la honra con sevicias-

 

La conspiración es sinónimo de facción,

Y se fragua en zonas oscuras,

Pues aquellos que son felones de condición,

Huyen de la luz como las larvas,

Y esconden en las sombras su traición.

 

Pretenden calumniar al que negaron,

-Y apuñalaron-

Tratando de buscar a sus hechos coartadas,

Porque no afama un acto vergonzante,

-Deshonesto también-

Y debe de suceso necesario proclamarse,

Aludiendo que son hechos disculpables,

-Exaltados también-

En patriotas sacrificados en el altar del bien.

 

-El de ellos-