PROBLEMOS HISTÓRICOS, POLÍTICOS Y ORGÁNICOS

Los problemas electorales y organizativos del Partido en Madrid vienen de lejos. El más sustancial de ellos es probablemente la falta de autonomía en las decisiones, tanto en la gestión organizativa y en el enfoque electoral como en la elaboración de las listas de candidatos.

La importancia de Madrid como capital del Estado y la residencia en ella de la Ejecutiva Federal ha facilitado la tendencia de esta a interferir en la definición y articulación política del PSM. Eso ha inducido una cierta desconfianza entre los dos niveles del Partido. Sirva como ejemplo lo ocurrido en el último proceso electoral, en el que se ha llegado a la asombrosa situación de ni siquiera convocar al Comité Regional para ratificar la lista. En la elaboración de esta se prescindió de la Ejecutiva Regional, que es quien habría tenido que hacer la propuesta. Ha habido exclusivamente una reunión de ambas ejecutivas para valorar el resultado electoral. En ella se produjo la dimisión de la regional y se optó por nombrar una Gestora, lo que no favorecía precisamente la autonomía del PSOE-M.

Parecería lógico en este proceso evaluar la gestión de los diputados regionales para decidir quién repite, y en qué orden aproximadamente, tarea en la que deberían participar principalmente los órganos intermedios, como corresponde a una organización no asamblearia como la nuestra. Evidentemente hay reajustes que hacer en diálogo entre los dos niveles. Pero lo sucedido suena más a ‘control democrático’, propio de otro tipo de organizaciones. También se ha echado de menos una explicación de las decisiones tomadas.

Habitualmente existía el temor de que Madrid pudiera ser un contrapoder interno a la dirección federal. Esto explica que, con frecuencia, en la lista electoral al Congreso de los diputados, la mayor parte de la lista la decidiera el Federal (algo comprensible, solo hasta cierto punto), siendo escasa la presencia del PSM.

En las listas regionales tanto a la Comunidad como al Ayuntamiento de la capital en los últimos procesos, la presencia de los líderes regionales y locales ha resultado anecdótica, lo que ha provocado una desarticulación de la conexión con la base social y una atonía en la vida de las agrupaciones al no resultar el vivero natural de los representantes políticos, donde debían curtirse y darse a conocer, siendo evaluados periódicamente en las funciones que fueran asumiendo previamente.

El PSOE ha sido siempre un partido respetuoso con los procedimientos internos, necesitando largos procesos de negociación; en otros partidos (de derecha y de izquierda) las decisiones han sido más centralizadas. El objetivo de las negociaciones era implicar a todo el partido en la selección de los representantes públicos y también conseguir amplias complicidades en las propuestas electorales. En el proceso último no ha existido ni lo uno ni lo otro.

Han existido en este último proceso electoral algunos errores relevantes, como por ejemplo una falta de diferenciación con la campaña de Más Madrid, lo que demuestra un desconocimiento de la situación de la Comunidad. En varios de los últimos procesos, tanto en el Ayuntamiento, como en la Comunidad, personas ajenas a Madrid han tomado decisiones claves en la elaboración de las listas, de modo que la oferta electoral quedaba desdibujada.

 

La estructura de base de la organización socialista son las agrupaciones territoriales. En Madrid las agrupaciones de la mayor parte de las poblaciones, pequeñas y medianas, pueden presentar las candidaturas respectivas con un buen conocimiento del territorio. En otras poblaciones grandes hay varias agrupaciones, pero eso no impide que tengan una buena visión del conjunto de la ciudad.

En la capital se hacen coincidir las agrupaciones con los distritos municipales (a excepción de la ASU, por razón

es históricas y atendiendo a la gran concentración de Universidades). Desde hace  tiempo se lleva discutiendo sobre la oportunidad de establecer además una agrupación intermedia de Madrid ciudad, que no termina de definirse en sus funciones; el próximo Congreso debería resolver este tema, que tiene sus dificultades. Se trata de definir una estructura que resulte funcional y que ayude, y no entorpezca, el proceso de acercamiento al terreno para recuperar apoyo electoral en el futuro. Eso supone que las agrupaciones, además de la actividad política vinculada a la junta municipal, asuman los problemas del conjunto de la capital.

Todas las agrupaciones de la Comunidad deberían igualmente asumir los enfoques relativos al conjunto de la Comunidad, cumpliendo su papel de ser órganos políticos del Partido y viveros de futuros representantes públicos. Revitalizar las agrupaciones es una necesidad que se debería asumir por parte de todos… CONTINUARÁ

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