José Martínez Olivares
Temperatura agradable en Málaga en el amanecer en contraste con las tropicales del norte donde alternan las castañas asadas con el helado de turrón. Sorpresa tras lo de Rubiales y compañía que nos otorguen la organización del mundial 2023 tras el affaire de Rubiales y la FEF. Solo falta que a Negreira le den el premio al Fair Play y que se lo entregue Laporta. Extraño país este que sigue premiando la mediocridad y consintiendo sucesos como los de las discotecas de Murcia. Es imprescindible resarcir a las víctimas y depurar responsabilidades. No se puede tolerar que, por dejación de responsabilidades y falta de inspección, un lugar de ocio y diversión se convierta en una trampa mortal. Potente imagen de España en Granada con la Alhambra como marco y Marina Heredia cantando a Lorca.
165 Sombras
Decía Aldous Huxley que los hombres somos intrínsicamente buenos pero que usamos la violencia en aras de nuestra autodestrucción y esta afirmación es fácilmente constatable mirando lo que pasa en nuestro mundo exterior, incluso revisando nuestro mundo interior. Añado yo que somos mundos de luz en busca de las sombras que nos proyectaran a la imperfección; al igual que la polilla que surge de la oscuridad busca el pabilo de la vela para perecer. En la luz brilla la belleza mientras en la oscuridad se sitúa la fealdad. Es por la razón que en las películas del llamado cine negro, en las de terror y las distópicas están difuminadas por las sombras que marcan el suspense y el miedo a lo desconocido y donde la incertidumbre y el caos reinan.
Se ha instalado en la política española una forma simplificada y reduccionista de explicar los problemas que atañen tanto a la deriva política como a los problemas que acucian a la sociedad. La simplificación parte de un paradigma que no concibe la conjunción de lo uno y lo múltiple, unifica en abstracto y anula la diversidad y por este camino se llega a la “inteligencia ciega”. Sin embargo, la complejidad es según el filósofo francés Edgar Morín: Un tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que conforman el mundo de lo fenoménico, y sus rasgos son los de ordenar lo inextricable, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre, estrategias para lograr la inteligibilidad. En Morín la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una cantidad de interacciones e interferencias entre un número de unidades y también determinaciones, incertidumbres, y fenómenos aleatorios. La complejidad es la incertidumbre en los sistemas organizados, esto es, que la complejidad está permeada por una mezcla de orden y desorden y en esa dirección está relacionado con el azar.
Por eso no es de recibo el espectáculo y la agresividad de la oposición en la cámara a la hora de ¿tratar de explicar? el problema de los políticos presos, el soberanismo, el procés y mezclarlo todo en un tutus revolutum con las víctimas de ETA, el patriotismo, la bandera y la cabra de la legión, para lanzarlo todo como arma arrojadiza contra el único partido que es capaz de formar gobierno al que tratan de tildar como vende patrias.
Estamos en la era de lo preventivo. La política española carece de prospectiva y vive en un mundo paralelo donde lo inventado pasa por real y lo onírico reina. Todo el mundo habla de amnistía, mientras aquel que es el sujeto activo, no ha dicho esta boca es mía y la derecha que la da como un hecho, carga con dicterios y embestidas de buey contra Sánchez. Sobre la tormenta desatada, el profesor de derecho internacional de Seattle Ronald Slyle aporta algo de claridad en un artículo del País:
“Si los delitos a los que se aplica la posible amnistía no son actos de violencia contra personas concretas, sino delitos de oposición al Estado, tal amnistía no afectaría a los derechos fundamentales a la verdad y a la rendición de cuentas de las víctimas. No solo estaría permitido por el derecho internacional, sino incluso alentado por éste. La víctima de estos delitos ha sido el Estado, no personas concretas. Es apropiado que sea el Estado quien decida si perdona, y otorga una amnistía, tales delitos, para promover la reconciliación, la unidad nacional y la paz.”
Al discurso reduccionista y vociferante de la futura oposición se han unido los de sombras recuperadas, voces apagadas por el tiempo y periclitadas en política; negras sombras que en un lenguaje primario tratan de desautorizar a los que un día fueron los suyos. Una contradicción más a añadir con luz y taquígrafos lo que solo es mala sombra.