Crónicas estivales
El número 11 está cargado de connotaciones y significados, sobre todo en las últimas décadas, donde acontecimientos trágicos como el 11-S en Estados Unidos, en Nueva York, o el 11-M en España, en Madrid, hicieron que se pusiera de moda y que se le sacara la parte, quizás, más negativa. También se celebra La Diada de Cataluña que es la fiesta oficial de Cataluña. Conmemora la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V en 1714, durante la Guerra de Sucesión Española.
El número 11 en lo espiritual y en el amor dentro de la numerología es considerado como un maestro, es el doble 1, el doble número divino, el que representa a Dios y a todo lo espiritual, a lo poderoso, a lo sumo, a lo pleno.
Además, es una cifra perfecta como el 22 o el 33, todos ellos con un significado especial y con unas propiedades determinadas que marcarán a la persona nacida bajo su poderoso influjo.
La duplicidad en los rasgos se simboliza perfectamente en el número 11, el doble valor de las cosas que reducido a su expresión numerológica mínima nos da como resultado el número 2.
(¿153) 11de septiembre, una fecha aciaga.
Hoy se celebra el 50 aniversario del golpe militar que derrocó a Salvador Allende. Una asonada que acabó con la ilusionante vía hacia el socialismo de Chile y que supuso un derramamiento de sangre en la que se ahogó la democracia chilena. Han surgido a través de estos años pruebas irrefutables del intervencionismo del gobierno de EEUU al mando de Richard Nixon y su secretario de estado Henry Kissinger, ese profesor de Harvard convertido en mullidor de todos los golpes e intervenciones de la época: Vietnan, Camboya, Chile, el Cono SUR Y Centroamérica. Otro 11 de septiembre que según la desclasificación de documentos ha permitido esclarecer los hechos deleznables que se sucedieron y que, según palabras de Kissinger, como los jefes de la CIA y del Departamento de Defensa, argumentaban ante Nixon la necesidad de intervenir de inmediato, sin reparar en medios, para acelerar la caída de un proyecto de cambio social que era más peligroso todavía por haber llegado al poder a través de las urnas “El ejemplo del éxito de un Gobierno marxista libremente elegido tendría con seguridad un impacto en otras partes del mundo, sobre todo en Italia; la imitación de ese fenómeno en otros países alteraría el equilibrio del mundo y nuestra posición en él”. El secretario de Defensa fue aún más rotundo: “Tenemos que hacer todo lo que podamos para perjudicar a Allende y derribarlo”. Nixon, lastrado por el Watergate fue directamente a basurero de la historia, el profesor miope todavía vive en su retiro. Pinochet, tras el fracaso de ser juzgado en Londres y España, murió en la cama como su conmilitón Franco. Víctor Jara que fue martirizado antes de morir, acaba de ser “reparado” 50 años después. Dos de sus verdugos han huido de la justicia y un tercero se ha suicidado. A diferencia de aquí, la justicia transicional no ha sido de punto final y los victimarios están siendo juzgados, a destiempo, pero sus deudos, pese a que la justicia tardía no es justicia, pueden verse en cierto modo reparados.
Recuerdo aquella fecha porque entonces aquí estábamos en plena lucha para establecer la democracia y aquella tragedia me tocó las fibras más sensibles. La reacción de la prensa española fue la previsible. El ABC, El Alcázar, Ya, Arriba y Fuerza Nueva, saludaban el golpe, mientras la Vanguardia, Triunfo, Informaciones, Cuadernos para el Diálogo, Cambio 16 e Índice optaron por una defensa del gobierno de Allende manifestando que se había puesto fin a una tradición democrática en Chile, debido
a que la experiencia socialista significaba un peligro para los poderosos. Ese era el pensamiento de la CIA y de Kissinger.
Especialmente me resultó indignante el ABC que titulaba en primera página el 1 de septiembre de 1973:
“Contra el caos creciente, contra la vía al socialismo de Allende que ha arruinado al pueblo chileno, contra la amenaza de una dictadura marxista, contra el desastre absoluto social, económico y político del país; en defensa de la paz, del orden, de la ley, de la libertad, de las conquistas sociales de los trabajadores, del diálogo y la convivencia normales se ha alzado el Ejército de Chile, columna vertebral de la nación única posibilidad de salvación, hoy, para el entrañable país hermano”
Muchas de estas palabras que sirven para legitimar el golpe, las hemos oído en boca de los cavernícolas y se escribieron con anterioridad el 18 de julio de 1936. Recuerdo con emoción la respuesta de Francisco Umbral que dos meses después de su fichaje por Ansón en septiembre de 1973, se marchó harto de las cartas de los lectores y por la línea editorial del periódico.
Hoy lunes, en la sección de cine clásico de la 2, podremos ver Desaparecido (título original: Missing) una película de drama biográfico de 1982 dirigida por Costa-Gavras y protagonizada por Jack Lemmon y Sissy Spacek. La película, cuyo guión fue escrito por el director y Donald E. Stewart, está basada en el libro The Execution of Charles Horman: An American Sacrifice de Thomas Hauser, el cual narra la desaparición del periodista estadounidense en los tiempos posteriores al golpe de Estado en Chile. El largometraje obtuvo, entre otros premios, la Palma de Oro del Festival de Cannes y el Oscar al mejor guión adaptado. Una película que es una denuncia de las prácticas estadounidenses en América Latina.
*Se cuenta una anécdota de Franklin Delano Roosvelt con un grupo de periodistas que le reprochaba, el 5 de mayo de 1939, la pompa con la cual recibió a un hijo del dictador nicaragüense Anastacio Somoza. Ante la afirmación de que el dictador nicaragüense era un hijo de puta subrayó: “Sí, es verdad, pero es nuestro hijo de puta” Nada parece haber cambiado desde entonces. Ahí está la historia reciente de Pinochet, Videla, Micheletti y tantos otros tiranos latinoamericanos para demostrarlo. También está la de Mubarak en Egipto y la de Jalal Talabani en Irak.
Nota.- Para mayor información sobre la reacción de la prensa española ante el 11 de septiembre de 1973: La prensa española y el golpe de estado en Chile
Alfonso Díaz Aguad – Raúl Bustos González
páginas / año 14 – n° 35 Mayo – Agosto/ ISSN 1851-992X/ 2022