JORGE TINAS GÁLVEZ. Exconcejal del Ayto. de Madrid
Tras confirmarse la formación del Parlamento de Cataluña, netamente independentista, como era lo esperado por quienes aventurábamos que ERC antepondría sus intereses nacionalistas a cualquier solución que pensara en las auténticas necesidades de los catalanes, que no son la independencia, se presenta un futuro lleno de incertidumbre en el que todo se moverá en línea con lo que se vaya marcando desde Waterloo.
Nada importa que la victoria en las elecciones haya sido para el PSC, porque los resultados marcados por la elevada abstención han dado un mayor margen parlamentario al independentismo, aunque se haya puesto en evidencia la existencia de un elevado número de ciudadanos cuyos intereses no son los que quieren llevar de nuevo a Cataluña a una deriva irracional que solo puede conducir a empeorar una realidad económica y social que ya presenta marcadas evidencias de grave deterioro.
En esta situación, hoy más que nunca, el PSC puede tener un papel determinante en la crisis que afecta no solo a Cataluña sino a España entera. Si durante años los resultados electorales favorables al socialismo catalán fueron soporte sustancial para las victorias del PSOE, como no van a serlo hoy cuando pueden representar a ese elevado sector de catalanes que desdeñan las posturas independentistas que solo se centran en la ruptura con España. Mientras los herederos de Pujol, representantes de la más rancia burguesía catalana, que durante los últimos años han llevado a Cataluña a los mayores recortes sociales y hoy demuestran a ERC que su apoyo solo será posible si se doblegan a los intereses de Puigdemont , solo las propuestas sensatas del PSC pueden llegar a gran parte de la perpleja sociedad catalana, que en medio de la mayor crisis vivida solo oyen las disputas de quienes su único objetivo es cómo llegar antes a la independencia, al margen del coste que ello pudiera suponer.
Aunque pueda parecer pretencioso, aún con todas sus carencias internas, el PSOE es el único partido de ámbito nacional que sigue aglutinando los intereses del país, con presencia relevante en todas las CCAA y el único que puede recuperar el “proyecto de país” que se echa en falta, porque la derecha que representaba el PP y que en su momento podía tenerlo, hoy ha desaparecido prácticamente de territorios tan relevantes como el País Vasco y Cataluña y en otros se está entregando, como en Madrid, a la extrema derecha, lo que solo puede agudizar los graves problemas que nos acucian.
Nunca antes nos habíamos enfrentado a desafíos tan profundos, en los que coinciden la grave crisis económica con la política, crisis especialmente exacerbada por el problema catalán que tanto está influyendo en el crecimiento de la extrema derecha. Por eso el PSC tiene la oportunidad de aglutinar el voto, no solo de los votantes tradicionales del socialismo sino el de todos aquellos que alejados del radicalismo del PP y Vox sienten que su futuro y el de sus hijos está unido al de España, ese país que por su integración en la U.E. podrá superar la peor crisis económica vivida
Para desmontar las fantasías independentistas, carentes de cualquier razonamiento lógico en una sociedad altamente desarrollada como la catalana , en el seno de Europa, basadas en ocasiones en principios diferenciales, casi étnicos, cuando no en argumentos económicos alejados de la realidad, se requiere de una pedagogía política nunca hecha hasta ahora. porque la sibilina política de Pujol parecía contribuir como nunca al encaje de Cataluña , mediante el desarrollo de los valores autóctonos que proporcionaba el modelo autonómico y por ello se decidió desde los diversos Gobiernos centrales no explicar algunas cosas que hubiera sido necesario abordar hace años.
Ha sido exhaustivamente analizado que la suma del grave error del PP de impugnar el Estatut y las consecuencias sociales de la crisis económica sirvieron de instrumento para fomentar un nivel de independentismo no conocido antes, lo que permitió el avance de la irracionalidad a la que antes se hizo referencia, elevando a la categoría de líderes a personajes tan mediocres como Puigdemont o Torra. Reconozcamos que no estuvo entonces el PSC a la altura que requerían las circunstancias, anclado por una ruptura interna de la que afortunadamente se pudo salir, aún con un elevado coste electoral.
Superada aquella etapa y tras la victoria de Illa, el PSC puede ser el soporte no nacionalista que ayude el tránsito hacia una España federal que permita superar la gravísima crisis institucional que vivimos, avanzando en una estructura que se empezó con el modelo Autonómico, que tras cuarenta años ha mostrado sus carencias, pero que dio paso a la ruptura del centralismo y que en muchas cosas ha permitido el desarrollo económico del país.
Muchos socialistas del PSOE, que vimos con recelo lo que parecía ser un distanciamiento de los fundamentos de nuestro partido , el único con tradición centenaria sobre el sentido de España que prostituyó el nacionalismo de la derecha, vemos hoy con interés y porque no decirlo con cierta admiración, la evolución del PSC , en quién se tienen depositadas grandes esperanzas sobre su capacidad , voluntad y entrega para contribuir a solventar el grave problema que hoy supone el independentismo catalán.